Lamego:

Se atribuye a los Celtas la fundación de la histórica ciudad de Lamego, que se enorgullece de haber albergado las Cortes que en 1143 reconocieron a D. Alfonso Henríquez como Rey de Portugal. Se recomienda una visita a la Torre de Homenaje y a la Muralla (siglos XI y XII), a la Iglesia de Almacave (siglos XI y XII), a la Catedral (siglos XII a XVIII), a la Capilla do Balsemão (siglo VII) y al Museo de Arte y Arqueología, donde se pueden contemplar varias pinturas de Grão Vasco (siglo XVI), tapices flamencos y piezas raras de orfebrería portuguesa. Merece la pena subir los 686 escalones del Santuario de Nossa Senhora dos Remédios (siglos XII a XVIII), por las magnificas vistas y la exuberante vegetación del parque situado a lo alto.

Ferreirim:
Convento franciscano de San Antonio de Ferreirim (siglo XVI), en el que todavía persiste una torre militar medieval. La Iglesia conserva parte del conjunto de retablos  de los denominados “Mestres de Ferreirim" (Cristovão de Figueiredo, Gregorio Lopes y Garcia Mendes).

Ucanha:
En esta aldea vinícola bañada por el Río Valosa, se elevan la torre (única en Portugal y clasificada como Monumento Nacional) y el puente de cobro de peajes, ambos testigos de la organización señorial medieval. Imprescindible una visita a las famosas bodegas Caves da Murganheira, productor de vinos y espumosos DOC de la ‘Región Demarcada’ Távora-Varosa, donde los espumosos reposan en bodegas excavadas en el granito azul. Es una de las seis "Aldeas Vitivinícolas del Duero".

Tarouca:
El Monasterio de São João de Tarouca, fundado en los inicios del siglo XII por el primer Rey de Portugal para los frailes Bernardos; es el primer Monasterio de la Orden de Cister en Portugal, catalogado como Monumento Nacional. Arquitectura cisterciense de la Escuela de Borgoña. En el interior, entre otras preciosidades, se puede admirar uno de los mejores ejemplares de la pintura portuguesa en la representación de S. Pedro. Entre otras obras, pinturas atribuidas a la Escuela de Grão Vasco: la Adoración de los Reyes Magos, de Gaspar Vaz, Políptico de la Glorificación de la Virgen (siglo XVI) y la Tumba del Conde de Barcelos.

Salzedas:
El Monasterio de Santa Maria de Salzedas (Orden de Cister) fundado en el siglo XII. Obsérvense los pequeños balcones de madera de las casas que circundan el Monasterio.  Es parte integrante de la Ruta de las "Aldeas Vitivinícolas del Duero".

Armamar:
La Iglesia de S. Miguel (Matriz), de genuino trazado románico y posiblemente del siglo XIII, el Puente Antiguo de San Adrián, el Mirador y Capelo de S. Domingos, en Fontelo, y las aldeas típicas de S. Martinho das Chãs y S. Cosmado son construcciones y lugares a no perderse. En el invierno, se puede ver la caída de agua de Temilobos, situada a 3 km de la población, verdaderamente espectacular.